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Iniciativa Blogger Traveller y La Ciudad de las Artes y las Ciencias

¡Hola a todos!
Esta entrada va a ser un tanto diferente a lo que he publicado hasta ahora. Os cuento: trasteando por diferentes webs, llegué al blog de Mi dulce de Melocotón. No lo había visto nunca, pero me llamó la atención el gadget de Blogger Traveller. Empecé a buscar información sobre ello y, como ya habréis podido imaginar, no he podido evitar unirme a esta iniciativa. (Para los curiosos, os dejo el link con toda la info por aquí).

El lema de Blogger Traveller es "¿Me enseñáis vuestra ciudad?", así que eso es lo que voy a hacer durante los próximos meses: escribir un post con alguna imagen explicando algún lugar de mi ciudad relacionado con "la palabra del mes" que proponga la administradora de la iniciativa desde su blog.

Y os estaréis preguntando... ¿Cuál es la palabra del Blogger Traveller del mes de marzo?
Justamente he ido a unirme a Blogger Traveller cuando cumple un año de vida. Así que el tema propuesto para el mes de marzo es libre. Sé que prácticamente ya está acabando el mes (y, en un principio, se recomienda publicar esta entrada al rededor del día 15), pero me hacía ilusión publicar sobre mi lugar favorito de Valencia; así que he decidido hacer caso al dicho "Lo bueno se hace esperar" y aquí estoy, apurando al máximo y publicando esta entrada el último día del mes.

Técnicamente llevo idea de hablaros sobre lugares especiales o poco conocidos de Valencia, pero que para mí tengan un significado especial. Aún así, dado que es la primera vez que publico y que ha sido "pensat i fet!", la primera entrada de este proyecto la voy a dedicar a uno de los compejos turísticos más visitados de Valencia: La Ciudad de las Artes y las Ciencias. Un lugar muy turístico de la ciudad desde que fue inagurado, pero por el que me encanta pasear siempre que tengo tiempo.






¿Qué os parece la iniciativa de Blogger Traveller?

Puedes visitar este y muchos más lugares en Blogger Traveller Marzo


Chelo Caballero

Diario de viaje: Universidad Pontificia y subida a la torre. Salamanca (parte 5) - España

La Universidad de Salamanca era uno de los lugares que más me apetecía visitar. Puede resultar raro que quisiera irme de viaje para desconectar unos días de mi vida en la universidad y, sin embargo, tener unas ganas incalculables de visitar la Universidad de Salamanca: pero a mi favor diré que la Universidad Pontificia de Salamanca es totalmente diferente al edificio donde estudio yo (para mi desolación. Snif, snif).
Contratamos la visita guiada por las estancias de la universidad Vita ignatii y luego la subida independiente a las torres Scala coeli.

La visita comenzó en el salón principal de la clerecía.
El edificio en sí es de estilo barroco y fue eregido por los Jesuitas en el siglo XVIII como Seminario. Hoy en día es la sede de la Universidad Pontificia. Se encuentra frente a la Casa de las Conchas, cosa que crea un enorme conjunto arquitectónico formado por la iglesia, dos grandes pabellones que inicialmente fueron residencia de estudiantes y religiosos, el claustro que es otra joya del barroco salmantino, y varias dependencias y salas.

Las dependencias de la Universidad Pontificia son mucho más lujosas que las de la Universidad de Salamanca, pero en general, tanto la historia como la vida del estudiante de la época es bastante similar; así que como ya lo conté en la otra entrada, no voy a repetirme. En caso de que no la hayas leido todavía o quieras releerla, haz clic aquí.

En el salón de actos de la universidad comenzó nuestra visita
Vitores de la Universidad Pontificia. Para conocer su historia, haz clic aquí.
El techo de las escaleras de la universidad es alucinante. Además, también se puede ver algunos vitores de los estudiantes en sus paredes. 

Sala dedicada al Papa Juan Pablo II

Parte interior de la bóveda de la Iglesia. ¡Podría coger tortículis por estar tanto tiempo contemplándola!



La visita turística a las Torres de la Clerecía, SCALA COELI, ofrece unas vistas impresionantes del casco histórico de la ciudad.
Siendo sincera, la primera parte de la visita podéis omitirla si ya habéis visto la otra universidad; pero la subida a las torres de la Clerecía, yo diría que, es de visita obligatoria si pasas al menos unas horas en esta hermosa ciudad.
Nosotros subimos sobre las cinco de la tarde en diciembre, así que los tenues rayos de sol iluminaban la ciudad y sus edificios, creando un ambiente único. Aquí os dejo algunas fotos de las vistas de la ciudad desde la torre, así que comprobad vosotros mismos ;).










Diario de viaje: Huskvarna - Suecia

Al día siguiente de pasar el miércoles recorriendo los sitios menos turísticos pero típicos de la vida en Jönköping, Raquel me llevó a la ciudad de Huskvarna, a unos minutos en autobús de su casa.
Huskvarna es conocida por ser una ciudad industrial y, más concretamente, por sus máquinas de coser. Sí, fijáos si la ciudad es conocida por sus máquinas de coser que tienen hasta un museo sobre ellas. Puede resultar un poco extraño, y más extraño puede resultar ir a Huskvarna únicamente por visitar este museo, pero una de las cosas que observé en los museos de la zona es que ofertan grandes descuentos a los estudiantes así que el precio de la entrada se quedaba en unas dos o tres coronas, motivo por el cual decidimos entrar.


En un principio, Husqvarna (todavía no sé a qué se debe el cambio de k por la q en el nombre, imagino que será por razones de evolución del idioma, pero no estoy segura) nació en el siglo XVII y era una empresa especializada en material armamentístico que años más tarde se dedicó a la fabricación de máquinas de coser, bicicletas, motos y motosierras. Así que el museo está dedicado a contar cronológicamente la historia de esta empresa.


Foto del área de los orígenes de la fábrica, cuando se dedicaba a la fabricación de armamento.

Posteriormente, la marca Husqvarna pasó a ser conocida por sus máquinas de coser.

Eslogan publicitario. La traducción sería algo así como: No compre Electrolux, compre Husqvarna.

La empresa también se dedicó a la fabricación de bicicletas y motos.





  Al salir del museo, decidimos dar una vuelta por el resto de la ciudad. Una de las cosas que más me gustó de Huskvarna fue la zona en la que se encontraban las casas de los trabajadores de las fábricas, a tan sólo unos minutos andando de éstas. Ahora, este pequeño "poblado" está reformado y hay pequeñas tiendas de todo tipo en lo que antes eran las casas.


Atlas, mi traveller, nos acompañó a Huskvarna ;)


Tras pasear por esta zona, ya de camino a coger el autobús de regreso a Jönköping, me llamó la atención la iglesia de Huskvarna por estar construida de madera. 


Iglesia de madera en Huskvarna...

...Como es habitual en las iglesias suecas, el campanario está separado del edificio.

Al regresar a casa, los padres de Raquel nos estaban esperando con una sorpresa para reponer fuerzas jajaja.
En la próxima entrada sabréis a qué me refiero ;)







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 Si además de viajar te gusta la cocina, no dudes en visitar el blog de mi prima, donde encontrarás la receta de los Kanelbullar, uno de mis dulces suecos favoritos. Haz clic aquí o en la imagen para +info.

Diario de viaje: Schloss Belvedere und Neue Donau. Viena (parte 7) - Austria

Durante la mañana de mi último día por tierras vienesas, decidimos ir a visitar el único palacio que me quedaba por ver: Belvedere.
Después de desayunar en la residencia de Mireia unos deliciosos canel rolls y un té con miel —cosa que mi garganta agradeció para recobrar un poco la voz— cogimos el metro hasta Karlskirche y, una vez allí, decidimos ir andando hasta Prinz Eugen-Strasse.
Cuando llegamos a Belvedere, nos dimos cuenta de que podríamos haber cogido el tranvía que te deja justamente en la puerta, aunque como tampoco teníamos muy claro dónde parar exactamente en un principio, no nos vino mal ir andando. Además, el frío nos dio una tregua y las templadas temperaturas de mediados de septiembre hicieron acto de presencia; cosa que nos permitió pasear sin abrigo y disfrutar del sol.

 



En todos los viajes intento ver tantos lugares como pueda, pero el palacio de Belvedere era el lugar que más ganas tenía de visitar en este viaje. Y también, del que tenía expectativas más altas (todo sea dicho), pues había visto fotografías en internet y me había parecido precioso. Afortunadamente, al llegar, pude corroborarlo.





El complejo palaciego de Belvedere (Schloss Belvedere) fue construido en el siglo XVIII para el príncipe Eugenio de Saboya  y cuenta, principalmente, con dos enormes edificios  de estilo barroco unidos por amplios jardines. Actualmente, ambos edificios albergan importantes exposiciones de arte en su interior. A pesar de ello, optamos por no visitar los museos y nos limitamos únicamente a pasear por los jardines, disfrutando de las agradables temperaturas.






Cuando nuestra visita al palacio de Belvedere terminó, cogimos el metro para ir al Danubio. ¡Con el buen día que hacía a nadie le apetecía pasar el tiempo en un lugar cerrado!
Optamos por la parte del Neue Donau, en cuyas orillas se encuentran los edificios más modernos de la ciudad de Viena.






Tras el paseo, fuimos al supermercado y a comer a la residencia donde se aloja Mireia. ¿El menú? Sopa de lluvia y tortilla de patatas: un menú totalmente español. Y es que, por mucho que te guste viajar o impregnarte de la cultura de otros países, el país de origen siempre tira...¿No?


Diario de viaje: La Universidad de Salamanca y sus edificios. Salamanca (parte 4) - España

Si hay alguna cosa que me viene a la cabeza cuando oigo decir Salamanca, es su famosa universidad y la conocida ranita de piedra de su fachada. Así que como no podía ser de otra forma, en nuestro segundo día, visitamos la universidad: símbolo del conocimiento y los estudiantes.
La lista de los pensadores, literatos y humanistas conocidos (como Fray Luis de León, Francisco de Vitoria, Unamuno...) que han impartido clases en ella es simplemente un reflejo de fama que adquirió en la ciudad y en Europa.
Actualmente, se conservan varios edificios: la universidad, las Escuelas Mayores, el Hospital de Estudiantes (actualmente el rectorado) y el edificio de las Escuelas Menores.


 

Estatua de Fray Luis de León



Sacamos las entradas en la misma universidad (Precios: entrada normal 10€ // entrada de estudiante 5€). El mismo ticket te sirve para visitar los tres edificios a lo largo del día, por lo que es importante no perderlo. Junto con la entrada te dan una audioguía, por lo que puedes visitar todo el edificio a tu ritmo, detenerte en las salas que más te gusten y organizar tú mismo el itinerario. 

Lo primero que se ve al entrar es el enorme Claustro que ilumina los pasillos de la universidad. En el edificio se pueden visitar las aulas, la capilla, los salones y las dos bibliotecas. En total, la visita ofrece la posibilidad de visitar 15 salas.






La Universidad de Salamanca fue inagurada en el año 1218 por el rey Alfonso IX de León. Poco tiempo después, y gracias a la ayuda de Alfonso X el Sabio, el Papa Alejandro IV la confirma mediante la expedición de una bula potificia. A partir de entonces,  la Universidad de Salamanca se situó a la altura de las universidades europeas más pretigiosas, poniéndose a la altura de Oxford, Cambridge, Bolonia y París.

Durante la visita, una de las cosas que te cuentan es la dura vida del discente de la época. Se pasaban una noche entera encerrados en una de las aulas preparando a solas el tema de su examen oral para obtener el título; hasta el punto de que le pasaban la comida por una pequeña rendija. Si al final conseguían el título de doctor, el feliz estudiante pintaba con sangre de toro el vítor de la universidad junto con su nombre en una de las paredes de la escalera.
Si esta tradición me pareció curiosa, todavía me sorprendió más que actualmente la universidad ofrezca pintar nuestro propio vítor.





Las dos cosas que más me gustaron fueron las enormes escaleras de piedra que conectan ambos pisos —¿a quién no le recuerdan a Howarts?— y, como no, la biblioteca.





Pero, sin duda alguna, lo más conocido de la universidad de Salamanca es la puerta de la fachada plateresca, realizada en honor a los Reyes Católicos y los privilegios que estos otorgaron en varias ocasiones a la institución.
El reto está en encontrar la famosa ranita de la suerte que pasa desapercibida entre todos las figuras de la fachada. De esta forma, el estudiante que la encuentre, conseguirá graduarse. 







El segundo edificio universitario  más conocido es el colegio Arzobispo Fonseca, la residencia universitaria de los estudiantes por excelencia. De hecho, da nombre a una canción de tuna que cuenta el final de las clases: "TRISTE Y SOLA, SOLA SE QUEDA FONSECA. TRISTE Y LLOROSA QUEDA LA UNIVERSIDAD."






Al salir del colegio mayor pasamos por la casa de Miguel de Unamuno, conocido literato que también fue profesor de la universidad.