3 de octubre, 2010
Welcome to Poland!
Varsovia es diferente a nuestro país, aquí hay diferentes costumbres y un horario de hacer las cosas diferente.
Nos llevaron al hotel y nos entregaron las tarjetas de nuestras habitaciones; de dos en dos.
Nuestros profesores eligieron el hotel Metropol de Varsovia, situado en una zona bastante céntrica y bien comunicada con los medios de transporte. La zona de nuestro hotel era bastante urbana, con varios centros comerciales a una o dos calles.
Subimos a las habitaciones, dejamos nuestras maletas y cogimos las chaquetas y bolsos: estábamos a seis grados a las cuatro de la tarde.
Volvimos a subir al autobús que nos esperaba en la puerta del hotel para llevarnos al colegio que nos recibia en Varsovia; a unos cuarenta o cincuenta minutos del hotel. Llegamos al colegio, y aunque era domingo, el conserje con un chaquetón de pre-sky nos abrió la verja.
Ania nos enseñó el colegio: piso por piso, clase por clase. Luego, nos guió hasta un aula dónde nos invitó a sentarnos.
El aula parecía de biologia o ciencias naturales (por los animales de las vitrinas y las plantitas), era bastante amplia. Habían quitado los pupitres de los alumnos y en su lugar habían dos mesas largísimas.
En cada sitio había una servilleta junto con los cubiertos y algo de bebida en un vaso, pero nadie sabíamos lo que era. Al final, preguntamos y nos dijeron que era kompot - una bebida sin alcohol hecha de la fruta hervida, opcionalmente también con el azúcar que se puede hacer de un tipo de fruta o de una mezcla de manzanas, melocotones, peras, fresas, cerezas amargas y grosellas espinosas-. Cuando lo probé, a mi me pareció una especie de té rojo tibio. Mientras, nos han servido una comida típica de Polonia que si no recuerdo mal se llamaba bigos: un plato con rodajas de carne junto con una salsa acompañado de arroz blanco y ensalada de col, zanahoria, apio... ¡A las cinco de la tarde!
Al llegar al hotel, hemos dejado los bolsos y los abrigos en la habitación y hemos bajado a cenar. Nos hemos esperado a que bajáramos todos en el Hall, para entrar todos juntos: el restaurante del hotel era bastante grande y amplio, con una barra de bar a un lado. Está muy bien decorado y me ha parecido muy acogedor.
O como la tradición del trompetista donde cada hora se puede oír en directo el sonido de una trompeta desde lo alto de la torre de la catedral, que según dice la tradición, hace referencia a un soldado trompetista que murió en lo alto de la torre mientras tocaba la trompeta al atravesarle una flecha la garganta.
7 de octubre, 2010
Ya no nos levantamos tan pronto como el día de Cracovia, cosa que hace que el día pase más rápido porque salimos más tarde.
Hemos ido a ver el Castillo Real y el Casco Viejo de Varsovia con una guia que hablaba español. Me ha resultado curioso ver como aquí todo el mundo entiende y habla inglés y cada vez más nos hemos encontrado con gente polaca que nos hablaba español. No pensaba que en un país tan lejano a España supieran tanto de nuestro idioma y nuestra cultura, y eso me entristece porque España aún tiene mucho que aprender de otros países y darle mucha más importancia a los idiomas.
Nos han dejado tiempo libre para comer y hacer las últimas compras. Hemos comido pizza y luego hemos ido por la calle principal, que recibe el nombre de Calle Cracovia -pues te conduce hasta la salida de Varsovia para coger el desvio hacia Cracovia-. Hacía muchísimo frío, más que los otros días. Así que después de comprar unos colgantes y un bolso hemos ido a un café a tomarnos un chocolate caliente. Dentro del Coffee Haven se me ha ocurrido mirar el Iphone y me he dado cuenta que ponía que estábamos a tres grados. ¡Brrr, qué frío!
Hemos acudido al lugar de encuentro y como todos estábamos helados hemos decidido ir al centro comercial donde comimos ayer. A mí me hubiera apetecido ir a ver la casa de Madame Curie, pero reconozco que hacía muchísimo frío y que resultaba mucho más acogedor el centro comercial.
Cómo ya no sabíamos qué hacer por allí nos hemos ido a Carrefour para comprar algo de dulce y nos hemos encontrado a un chico español que estaba allí por medio de una beca Erasmus. Nos ha hablado de cómo llegó allí, nos ha preguntado qué hacíamos nosotros allí, de dónde éramos...
Siento tener que decirlo pero, desgraciadamente, esto ya se acaba.
8 de octubre, 2010
Hoy nos hemos levantado un poco más pronto, sobre las ocho o así para acabar de hacernos las maletas y dejar arreglada la habitación.
Hemos bajado a desayunar y luego hemos ido a ver la vista panorámica de el Palacio de la Cultura y la Ciencia, el edificio más alto de toda Varsovia con 237 metros de altura y que fue construido como regalo de la URSS. El edificio tiene 42 plantas, pero solo tres son visitables ya que el resto son oficinas. En la planta baja siempre hay alguna exposición -ahora una de animales disecados- y desde la planta número 30 hay una vista impresionante, aunque suele hacer mucho frío desde ahí arriba. Para alivio de todos, se puede subir en ascensor, sólo que de la presión de subir tan rápido se te entaponan los oídos. En dos de las plantas visitables hay tiendas de Souvenirs de Polonia, para comprar algún que otro recuerdo.
Después, hemos ido al hotel, hemos recogido las maletas y el autobús escolar ha venido a por nosotros para llevarnos al aeropuerto.
Nadie queríamos irnos aún de Polonia, pues tengo la impresión (y no me equivoco) que aún me queda mucho por conocer de ese país, tiene mucho que ofrecer y mucho que contarnos.
Cuando hemos llegado al aeropuerto hemos embarcado, pero hemos tenido que esperarnos más de una hora porque nuestro vuelo venía con retraso. Al final hemos embarcado y hemos comido en el avión a las cinco de la tarde.
El vuelo ha ido bien, un poco raro el despegue pero hemos llegado al aeropuerto de Barajas a las ocho y veinte. Como el vuelo de Varsovia-Madrid se había retrasado más de una hora, sólo nos quedaban diez minutos para llegar a coger el vuelo de Madrid-Valencia. Nos hemos recorrido más de cien puertas de embarque corriendo por Barajas hasta que hemos llegado a la nuestra. Y cuál ha sido nuestra sorpresa de que no había nadie en el mostrador de nuestra puerta. Estaban las luces apagadas y todos hemos dicho "Lo hemos perdido" pero no, el vuelo había sido retrasado por la huelga de los controladores aéreos.
Cenamos en el aeropuerto de Barajas un bocadillo al que nos invitó la compañía pues era un problema ajeno a nosotros, y a las doce de la noche salió nuestro avión.
En cuanto llegamos a Valencia, cogimos nuestras maletas y salimos a saludar a nuestros padres y familiares.
* * *
Si vais a Polonia, y encontrais que falta un pequeño trocito de tierra no os asustéis, ese trocito de Polonia ha pasado a estar en nuestros corazones.
Recuerdos especiales:
Por mucho que lo intentemos, no voy a poderme olvidar de este viaje tan maravilloso que hemos podido hacer. Siempre me acordaré de mis compañeros y amigos, así como de nuestros profesores con los que he compartido este viaje, esos dolores de pies cuando llevábamos horas andando visitando un lugar tras otro, esas risas por las mil y una anécdotas que nos han ocurrido.
A los alumnos de Portugal y Suecia, con los que hemos convivido estos días en Polonia.
El trato que nos han dado en el colegio de Polonia ha sido maravilloso; gracias a todos los alumnos de Polonia que nos han acompañado siempre que han podido y a las profesoras de español Ania y Monika, por hacer de traductoras y por esforzarse tanto en que este viaje saliera perfecto. Gracias de verdad, pues habéis conseguido que recordemos lo bien que lo hemos pasado durante mucho, mucho tiempo.
Y no solo recordaré Polonia, sus costumbres, sus habitantes, los alumnos de intercambio de todos los países... Si no que este viaje también nos ha servido para conocernos más entre los alumnos de Valencia, hemos hablado y pasado días tras día con personas con las que en clase casi nunca hablábamos.
Y, como no, mi último agradecimiento de este viaje (pero no por ello menos importante), va para Domingo y Fulgen, los dos profesores españoles que nos han brindado la oportunidad de participar en este proyecto y que nos han acompañado en este viaje. Sin duda, los meses de trabajo planeando nuestro viaje a Polonia han valido la pena pues de este viaje solo he podido sacar experiencias positivas.
¡Gracias por la oportunidad!
Welcome to Poland!
Hemos llegado al aeropuerto de Varsovia sobre las tres de la tarde. Bajamos a por las maletas, aunque estuvimos esperando casi media hora (¡la mía fue la última en salir!).
Nada más desembarcar, Ania, la profesora de español del colegio que nos recibia en Polonia, se acercó a presentarse y a hablar con nosotros: habla muy bien español y ha viajado varias veces a España.
Después de hablar con nuestro profesor, nos dijo que el autobús del colegio nos estaba esperando en el parking para cargar nuestras maletas y llevarlas al hotel. Salimos fuera, cargamos nuestras maletas y subimos al autobús.Nada más desembarcar, Ania, la profesora de español del colegio que nos recibia en Polonia, se acercó a presentarse y a hablar con nosotros: habla muy bien español y ha viajado varias veces a España.
Varsovia es diferente a nuestro país, aquí hay diferentes costumbres y un horario de hacer las cosas diferente.
Nos llevaron al hotel y nos entregaron las tarjetas de nuestras habitaciones; de dos en dos.
Nuestros profesores eligieron el hotel Metropol de Varsovia, situado en una zona bastante céntrica y bien comunicada con los medios de transporte. La zona de nuestro hotel era bastante urbana, con varios centros comerciales a una o dos calles.
Subimos a las habitaciones, dejamos nuestras maletas y cogimos las chaquetas y bolsos: estábamos a seis grados a las cuatro de la tarde.
Volvimos a subir al autobús que nos esperaba en la puerta del hotel para llevarnos al colegio que nos recibia en Varsovia; a unos cuarenta o cincuenta minutos del hotel. Llegamos al colegio, y aunque era domingo, el conserje con un chaquetón de pre-sky nos abrió la verja.
Ania nos enseñó el colegio: piso por piso, clase por clase. Luego, nos guió hasta un aula dónde nos invitó a sentarnos.
El aula parecía de biologia o ciencias naturales (por los animales de las vitrinas y las plantitas), era bastante amplia. Habían quitado los pupitres de los alumnos y en su lugar habían dos mesas largísimas.
En cada sitio había una servilleta junto con los cubiertos y algo de bebida en un vaso, pero nadie sabíamos lo que era. Al final, preguntamos y nos dijeron que era kompot - una bebida sin alcohol hecha de la fruta hervida, opcionalmente también con el azúcar que se puede hacer de un tipo de fruta o de una mezcla de manzanas, melocotones, peras, fresas, cerezas amargas y grosellas espinosas-. Cuando lo probé, a mi me pareció una especie de té rojo tibio. Mientras, nos han servido una comida típica de Polonia que si no recuerdo mal se llamaba bigos: un plato con rodajas de carne junto con una salsa acompañado de arroz blanco y ensalada de col, zanahoria, apio... ¡A las cinco de la tarde!
* * *
Después de tomar el cocktail los alumnos de Polonia se presentaron y no tardó en llegar el alumno de Suecia, pues su vuelo acababa de aterrizar. Momentos más tarde, los alumnos de Polonia han hecho una exposición sobre su país, su ciudad y qué íbamos a hacer durante estos días.
Salimos sobre las siete de la escuela y como ya era tarde para que el autobús de la escuela nos llevara al hotel cogimos el autobús de línea. La mayoría de los habitantes de Varsovia coge transporte público: nuestros profesores sacaron el bono semanal para poder coger el autobús, el metro y el tranvía siempre que quisiéramos.
Hemos bajado un par de paradas antes del metro para poder dar un paseo por Varsovia: aunque no era muy tarde ya había anochecido por completo, y los edificios y monumentos más emblemáticos de la ciudad estaban todos iluminados. Me ha llamado mucho la atención que la mayoría de los edificios no son muy altos pero a pesar de su poca altura todos tienen uno o dos anuncios iluminados en sus fachadas.
Al llegar al hotel, hemos dejado los bolsos y los abrigos en la habitación y hemos bajado a cenar. Nos hemos esperado a que bajáramos todos en el Hall, para entrar todos juntos: el restaurante del hotel era bastante grande y amplio, con una barra de bar a un lado. Está muy bien decorado y me ha parecido muy acogedor.
Después de cenar crema de brócoli con salmón ahumado (que por cierto estaba buenísima) y Spaghetti alla Arabiatta nos han traido el postre: una tarta de queso con frambuesas muy bien presentada, como el resto de los platos.
4 de octubre, 2010
Esta mañana hemos ido a la escuela con los alumnos polacos.
Todo el mundo se nos quedaba mirando por los pasillos o nos decía alguna palabra o alguna frase en español, para luego salir corriendo porque tenían vergüenza.
Al llegar al aula de naturales dónde estuvimos ayer, nos hemos encontrado con los tres alumnos portugueses: nos hemos presentado sin preocuparnos en el idioma pues entienden y hablan perfectamente español. Al momento, ha venido Ania y nos ha dividido en dos grupos para repartirnos entre dos clases de inglés.
Ha sido una clase de inglés muy amena, la profesora hablaba todo el rato en inglés pero nos enterábamos de todo lo que nos quería decir y para hacerlo más ameno y conocer a todos los alumnos polacos nos ha hecho presentarnos y conocernos por medio de juegos: al principio teníamos que rellenar una hoja con el nombre de cada alumno y poner dos hobbies que tuviéramos en común, teníamos que recordar todos los nombres de los alumnos de cada país, contestar unas preguntas para que nos conocieran mejor, ordenarnos por la fecha de nuestro cumpleaños... Después de la clase de inglés hemos tenido clase de historia, como una excepción, la han explicado en inglés para que nos pudiéramos enterar de algo ya que no entendemos polaco. El profesor de historia nos ha explicado lo que íbamos a ver en el museo de la Insurrección de Varsovia, basado en la Segunda Guerra Mundial.
A las once y media, ya teníamos un cuenco con sopa y un plato con carne empanada y patatas hervidas encima de la mesa, para comer pues a las doce teníamos que salir para ir al museo.
Hemos vuelto a coger el autobús y llegamos -después de muchas paradas- al museo, donde han pedido un guia que hablara español (para nosotros) y otro que hablase inglés (para los polacos, portugueses y el sueco). El guía hablaba bastante bien nuestro idioma y se notaba un cierto resentimiento hacia todo lo que había pasado durante la segunda guerra mundial y cómo había destrozado su ciudad. Nada mejor que un varsoviano para describir lo que ocurrió.
A la salida, hemos ido a un centro comercial para comprarnos algo de comer (esta vez, a la hora española).
Y sobre las cinco y media nos dirigimos al parque Łazienki de Varsovia. Tengo que decir, que es un lugar impresionante: grandes parcelas de jardines se extendían en 80 hectáreas y lugar por donde el compositor F.Chopin paseaba constantemente.
No sólo me ha llamado la atención el color verde del césped ni las hojas otoñales cayendo de los enormes árboles, si no un enorme lago natural que hay en el centro del parque. Además, hemos podido fotografiar varios edificios, palacios y templos que están construidos dentro del parque y que dan un aspecto señorial y distinguido al lugar.
El parque Łazienki no sólo es conocido por su extensión y edificios si no que también es un precioso lugar para hacerse fotos importantes y no sería de extrañar encontrarse con alguna pareja de novios haciéndose fotos para su álbum de boda-como nosotros, que hemos aprovechado para hacernos una foto de grupo con una pareja de recién casados-.
5 de octubre, 2010
Visiting Krakow!
Hoy me he levantado a las cinco y veinte de la mañana porque teníamos que coger un tren con destino a Cracovia a las siete de la mañana.
Después de encontrarnos con Ania y Monika, las dos profesoras de español en el colegio de Varsovia, que nos conducirían por el país, y con los alumnos de Portugal y Suecia hemos cogido el tren.
El viaje ha sido un poco largo, de unas tres horas más o menos, pero ahora que ya he vuelto puedo decir que ha valido la pena: el casco antiguo de Cracovia es precioso (declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978). Tiene muchos más monumentos antiguos que Varsovia ya que la segunda guerra mundial no le afectó tanto.
Hemos visto varias iglesias, la lonja, las calles, varias plazas, el colegio mayor, la famosa universidad de Cracovia conocida por sus alumnos Copérnico y Karol Wojtyla , las murallas y el río Vístula. Todo esto, acompañados de una guía polaca que hablaba español.
Nos ha contado varias leyendas y tradiciones de Cracovia: como la leyenda que dice de dónde proviene el nombre de Cracovia, basado en el gobernante Krakus, que construyó sobre una cueva ocupada por un voraz Dragón de Wawel. Muchos caballeros intentaron sin éxito desalojar al dragón luchando contra él, hasta que un zapatero llamado Dratewka le dio una oveja llena de azufre; el dragón se la comió, bebió el agua del río Vistula y estalló.
O como la tradición del trompetista donde cada hora se puede oír en directo el sonido de una trompeta desde lo alto de la torre de la catedral, que según dice la tradición, hace referencia a un soldado trompetista que murió en lo alto de la torre mientras tocaba la trompeta al atravesarle una flecha la garganta.
Me llamó mucho la atención el reloj de la escuela y colegio mayor de Cracovia, donde a las once y a las cinco se abren las puertas de un reloj y salen figuritas de santos y algunos reyes de Cracovia mientras suena el himno.
Después de comer y de hacer unas compras por los numerosos puestos que hay dentro del mercado -sobre todo de ámbar-, fuimos a ver el barrio judío a una media hora andando desde el centro de Cracovia.
Allí vimos tiendas típicas de los judíos, una sinagoga y el cementerio judío, donde en vez de recordar a los difuntos con flores colocan una piedrecita cada vez que van a visitar a sus familiares, como símbolo de lo inamovible y de recuerdo.
6 de octubre, 2010
A las diez de la mañana hemos ido al parque Wilanów a pasear y a esperar a los alumnos polacos, porque los portugueses y el sueco han pasado la noche en Cracovia para hoy ir al campo de concentración de Auschwitz. A mí me hubiera encantado ir, aunque sé que lo que pasó no es del agrado de nadie, me hubiera gustado verlo: es parte de la historia.
Después de hacernos fotos por el parque y el río que pasa por allí, nos hemos encontrado con los alumnos polacos. Para conocernos mejor, nuestros profesores han organizado pruebas donde nos poníamos por grupos: por la inicial de nuestro nombre, por los animales que teníamos o las actividades que realizábamos. Luego, teníamos que aprender una canción típica polaca y cantarla delante de todos y nosotros enseñarles una canción en español. Si soy sincera, no tengo ni idea de qué canción he cantado; me limitaba a repetir lo que oía como mejor podía, pero nosotros les hemos enseñado la canción de "Soy una taza, una tetera..." y les hemos enseñado los pasos.
Hemos ido al Palacio Real donde hemos hecho muchas fotos y una guía nos ha dado una clase de historia del arte en español e inglés.
Cuando hemos salido del Palacio Real nos hemos ido a comer a un centro comercial con dos amigas, pero al final nos han acompañado un chico y una chica polacos. Hemos hablado en inglés durante la comida en McDonald -por cierto, un menú mediano de hamburguesa de pollo por 4€- y luego nos han enseñado las tiendas del centro comercial hasta que se ha hecho la hora para irnos a ver el museo de F.Chopin, que este año es el bicentenario. Nos hemos hecho algunas fotos por un parque que había cerca y luego hemos entrado al museo. Nos han dado unas tarjetas electrónicas para poder ver los audiovisuales o escuchar la explicación de las cosas. Había muchos muebles de la época, mapas, objetos personales y familiares, retratos, fotografías... Y como no, partituras.
Después de despedirnos de los alumnos polacos al salir del museo hemos ido a ver el casco antiguo de Varsovia. Hacía bastante frío pero aún así hemos visto el Castillo Real, la plaza cuadrada de Varsovia, las casas de estilo antiguo -ya que fueron reconstruidas al finalizar la segunda guerra mundial, gracias a mapas y planos que se encontraron después-.
Esta noche he provado un plato polaco que se llama Dumplings. Estaban rellenos de espinacas y queso, cubiertos por una salsa. Tengo que decir que estaban buenísimos.
Ya no nos levantamos tan pronto como el día de Cracovia, cosa que hace que el día pase más rápido porque salimos más tarde.
Hemos ido a ver el Castillo Real y el Casco Viejo de Varsovia con una guia que hablaba español. Me ha resultado curioso ver como aquí todo el mundo entiende y habla inglés y cada vez más nos hemos encontrado con gente polaca que nos hablaba español. No pensaba que en un país tan lejano a España supieran tanto de nuestro idioma y nuestra cultura, y eso me entristece porque España aún tiene mucho que aprender de otros países y darle mucha más importancia a los idiomas.
Nos han dejado tiempo libre para comer y hacer las últimas compras. Hemos comido pizza y luego hemos ido por la calle principal, que recibe el nombre de Calle Cracovia -pues te conduce hasta la salida de Varsovia para coger el desvio hacia Cracovia-. Hacía muchísimo frío, más que los otros días. Así que después de comprar unos colgantes y un bolso hemos ido a un café a tomarnos un chocolate caliente. Dentro del Coffee Haven se me ha ocurrido mirar el Iphone y me he dado cuenta que ponía que estábamos a tres grados. ¡Brrr, qué frío!
Hemos acudido al lugar de encuentro y como todos estábamos helados hemos decidido ir al centro comercial donde comimos ayer. A mí me hubiera apetecido ir a ver la casa de Madame Curie, pero reconozco que hacía muchísimo frío y que resultaba mucho más acogedor el centro comercial.
Cómo ya no sabíamos qué hacer por allí nos hemos ido a Carrefour para comprar algo de dulce y nos hemos encontrado a un chico español que estaba allí por medio de una beca Erasmus. Nos ha hablado de cómo llegó allí, nos ha preguntado qué hacíamos nosotros allí, de dónde éramos...
Siento tener que decirlo pero, desgraciadamente, esto ya se acaba.
8 de octubre, 2010
Hoy nos hemos levantado un poco más pronto, sobre las ocho o así para acabar de hacernos las maletas y dejar arreglada la habitación.
Hemos bajado a desayunar y luego hemos ido a ver la vista panorámica de el Palacio de la Cultura y la Ciencia, el edificio más alto de toda Varsovia con 237 metros de altura y que fue construido como regalo de la URSS. El edificio tiene 42 plantas, pero solo tres son visitables ya que el resto son oficinas. En la planta baja siempre hay alguna exposición -ahora una de animales disecados- y desde la planta número 30 hay una vista impresionante, aunque suele hacer mucho frío desde ahí arriba. Para alivio de todos, se puede subir en ascensor, sólo que de la presión de subir tan rápido se te entaponan los oídos. En dos de las plantas visitables hay tiendas de Souvenirs de Polonia, para comprar algún que otro recuerdo.
Después, hemos ido al hotel, hemos recogido las maletas y el autobús escolar ha venido a por nosotros para llevarnos al aeropuerto.
Nadie queríamos irnos aún de Polonia, pues tengo la impresión (y no me equivoco) que aún me queda mucho por conocer de ese país, tiene mucho que ofrecer y mucho que contarnos.
Cuando hemos llegado al aeropuerto hemos embarcado, pero hemos tenido que esperarnos más de una hora porque nuestro vuelo venía con retraso. Al final hemos embarcado y hemos comido en el avión a las cinco de la tarde.
El vuelo ha ido bien, un poco raro el despegue pero hemos llegado al aeropuerto de Barajas a las ocho y veinte. Como el vuelo de Varsovia-Madrid se había retrasado más de una hora, sólo nos quedaban diez minutos para llegar a coger el vuelo de Madrid-Valencia. Nos hemos recorrido más de cien puertas de embarque corriendo por Barajas hasta que hemos llegado a la nuestra. Y cuál ha sido nuestra sorpresa de que no había nadie en el mostrador de nuestra puerta. Estaban las luces apagadas y todos hemos dicho "Lo hemos perdido" pero no, el vuelo había sido retrasado por la huelga de los controladores aéreos.
Cenamos en el aeropuerto de Barajas un bocadillo al que nos invitó la compañía pues era un problema ajeno a nosotros, y a las doce de la noche salió nuestro avión.
En cuanto llegamos a Valencia, cogimos nuestras maletas y salimos a saludar a nuestros padres y familiares.
* * *
Si vais a Polonia, y encontrais que falta un pequeño trocito de tierra no os asustéis, ese trocito de Polonia ha pasado a estar en nuestros corazones.
Recuerdos especiales:
Por mucho que lo intentemos, no voy a poderme olvidar de este viaje tan maravilloso que hemos podido hacer. Siempre me acordaré de mis compañeros y amigos, así como de nuestros profesores con los que he compartido este viaje, esos dolores de pies cuando llevábamos horas andando visitando un lugar tras otro, esas risas por las mil y una anécdotas que nos han ocurrido.
A los alumnos de Portugal y Suecia, con los que hemos convivido estos días en Polonia.
El trato que nos han dado en el colegio de Polonia ha sido maravilloso; gracias a todos los alumnos de Polonia que nos han acompañado siempre que han podido y a las profesoras de español Ania y Monika, por hacer de traductoras y por esforzarse tanto en que este viaje saliera perfecto. Gracias de verdad, pues habéis conseguido que recordemos lo bien que lo hemos pasado durante mucho, mucho tiempo.
Y no solo recordaré Polonia, sus costumbres, sus habitantes, los alumnos de intercambio de todos los países... Si no que este viaje también nos ha servido para conocernos más entre los alumnos de Valencia, hemos hablado y pasado días tras día con personas con las que en clase casi nunca hablábamos.
Y, como no, mi último agradecimiento de este viaje (pero no por ello menos importante), va para Domingo y Fulgen, los dos profesores españoles que nos han brindado la oportunidad de participar en este proyecto y que nos han acompañado en este viaje. Sin duda, los meses de trabajo planeando nuestro viaje a Polonia han valido la pena pues de este viaje solo he podido sacar experiencias positivas.
¡Gracias por la oportunidad!
Chelo Caballero