En mi segundo dÃa por tierras madrileñas, mi familia y yo decidimos aprovechar para ir a pasar el dÃa a
Segovia. Asà que después de una hora en coche, llegamos a dicha ciudad de Castilla y León.
Lo primero que hicimos, como no, fue encontrarnos con el monumento romano más conocido de Segovia:
su acueducto, en la plaza de Azoguejo.
Después de hacer algunas fotos, fuimos a la oficina de turismo donde cogimos varios folletos informativos: el acueducto de Segovia tiene más de 800 metros de largo y alcanza hasta una altura de unos 28 metros aprox.. Dicho monumento romano fue construido desde la Sierra de Guadarrama para abastecer de agua la ciudad ya que el agua discurrÃa por el canal que hay en la parte superior.
Fue
declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1958, al igual que el casco histórico de la ciudad.
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Plaza del Azoguejo, Segovia. |
Después de visitar el acueducto,
entramos al casco antiguo de la ciudad de Segovia, aún amurallado en la mayorÃa de los tramos.
Aunque en uno de los folletos que nos dieron en la oficina de turismo habÃa señalados unos sesenta lugares de interés dentro del casco antiguo, nosotros preferimos pasear por las callecitas y disfrutar de sus monumentos ya que la mayorÃa de ellos son antiquÃsimos y han perdurado durante siglos. Además, únicamente Ãbamos a pasar allà unas horas y no querÃamos perder todo el tiempo haciendo colas y visitando museos.
Uno de los monumentos con mucho encanto,
para mi gusto, y que no es tan conocido como el acueducto, la catedral o el alcázar, es la
Torre de Arias Dávila: residencia de una familia con ese mismo nombre y que aún conserva los motivos esgrafiados de su fachada del siglo XV.
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Torre de Arias Dávila, Segovia. |
Paseando por el centro histórico,
llegamos a otro de los monumentos más importantes de Segovia: la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos, del siglo XVI.
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Fotos de la Catedral de Segovia. |
Antes de buscar un lugar para comer, fuimos al Alcázar de Segovia; edificado sobre unos restos de una fortaleza romana.
El Alcázar se convirtió en residencia de los Reyes de Castilla durante la Edad Media y posteriormente se hicieron varias ampliaciones aunque hubo un incendio en 1862.
Éste fue el único lugar que visitamos por dentro. (
4'50€/persona).
Fotos de dos pinturas de la sala de Armas
Al salir de nuestra visita al Alcázar fuimos a comer al
restaurante El Fogón Sefardà en la calle JuderÃa Vieja.
Sin duda alguna, fue la mejor elección que pudimos hacer. Elegimos el menú de sopa castellana, cochinillo y, de postre, ponche segoviano. DifÃcil decir cuál de los tres platos estaba mejor. Además, el trato fue muy bueno. Podéis visitar su web a través de los enlaces que hay en los nombres. Este restaurante pertenece a la cadena
La Casa Mudéjar y dispone de hotel, Spa, restaurantes y taberna de tapas.
Después de comer, seguimos paseando por la ciudad y antes de irnos fuimos a visitar los monumentos y edificios que se encuentran a las afueras de la ciudad.