Si el primer dÃa de viaje ya dio para mucho, el segundo, no se quedó atrás.
En un primer momento, nuestra intención no era visitar la
Torre Eiffel durante los primero dÃas, sino que habÃamos optado por que fuese la guinda de nuestro viaje y subir hasta el punto más alto de ParÃs —válgase la mera analogÃa— el último dÃa. Sin embargo,nuestra intención también era haber sacado las entradas por Internet para ahorrarnos las interminables colas, aunque, como podéis deducir ahora, no nos fue posible. Fue el único "fallo" de la planificación, ya que cuándo fuimos a sacar las entradas por Internet unas semanas antes de nuestro viaje, nos dimos cuenta de que estaban absolutamente
TODAS vendidas. Nada nos iba a librar del madrugón y de las intrincadas colas que se hacen bajo la famosa torre.
Asà que, ni cortas ni perezosas, —aunque sà con un poco de sueño— llegamos a la Torre Eiffel una hora y media antes de que abrieran las taquillas y esperamos a que llegase nuestro turno.
Por miedo a que nos quedásemos sin entrada, decidimos ir el segundo dÃa de viaje, ¿qué hubiera pasado si al final hubiésemos ido el último dÃa y que, por cualquier imprevisto, no hubiésemos conseguido entrada?
Esta mañana fue de las más frÃas. A las nueve de la mañana, el sol brillaba por su ausencia y un cielo encapotado de nubes cubrÃa la ciudad de ParÃs, asà que la humedad y el airecillo fresco de primera hora de la mañana hicieron la espera un tanto más dura.
Finalmente, conseguimos nuestra entrada y, tras pasar dos controles de seguridad, comenzamos la subida.
Existen dos posibilidades para subir a la Torre Eiffel, ascensor o escaleras; pero, como tenÃamos mucha prisa por continuar viendo cosas y aprovechar la mañana, no subimos ni bajamos los 1662 escalones que tiene: optamos por el ascensor —y, ejem, ¡que conste que fue porque querÃamos aprovechar la mañana y no porque no seamos deportistas! ¿Eh?—.
Las vistas de ParÃs, desde el primer piso, ya son impactantes, asà que imaginad cómo son desde la cumbre.
El edificio tiene 324 metros de altura, aunque solamente se puede visitar hasta una altura de 281 metros.
En el segundo piso, una estructura de hierro cubre todo el perÃmetro como medida de seguridad para evitar caÃdas, pues desgraciadamente se ha convertido en uno de los edificios con Ãndice más alto de suicidios. Aunque ahora, la moda de los candados del amor decoran esta verja.
En estos momentos, están construyendo una tercera planta, que pasará a ser la planta más baja de la torre.
Después de nuestra visita, paseamos por
Champ-de-Mars (o, en español, los jardines de Campo de Marte). Su nombre proviene del dios Marte, aunque posteriormente también se puede interpretar que su nombre pueda venir del mes de marzo. Desde aquÃ, las fotos de toda la Torre Eiffel salen preciosas.
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Vistas de Champ-de-Mars desde lo alto de la Torre Eiffel |