Hace aproximadamente un mes, la clase de Historia del Arte organizó una visita al acueducto de Peñacortada (Chelva, Valencia).
Nadie de nosotros sabÃa que tenÃamos un acueducto romano tan cerca de Valencia. Puede que no sea tan conocido ni tan grande como el Acueducto romano de Segovia pero merece la pena ir a visitarlo. Además, Valencia se encuentra a unos kilómetros de Chelva asà que la distancia no es una excusa válida para perderse este monumento.
Quedamos a las ocho para coger el autocar que nos llevó hasta Chelva. Al principio, parecÃa un poco aburrido tener que levantarse tan pronto un sábado pero lo cierto es que no lo pasamos nada mal.
Nuestra primera parada nada más llegar a Chelva fue visitar la Ermita del Remedio, donde analizamos la planta y las caracterÃsticas de la iglesia -¡al fin y al cabo, era una visita organizada por el departamento de Historia del Arte!-. Tras hacer una parada de unos diez minutos, continuamos atravesando monte y llegamos a las ruinas de una parte del acueducto romano. Pensábamos que eran solo esas ruinas las que verÃamos y nos quedamos bastante despagados pero, tras unos minutos más en autocar y caminar por una senda una media hora, llegamos al acueducto romano de Peñacortada.
El acueducto romano de Peñacortada fue construÃdo con cincel entre dos montañas (de ahà su nombre). Su finalidad era hacer llegar el agua del rÃo Tuejar hasta las ciudades romanas más próximas, como Sagunto.
Tras atravesar el acueducto por la parte superior, seguimos el camino hasta que llegamos a una pequeña explanada donde nos sentamos a descansar y a almozar, para luego emprender el camino de regreso hasta el autocar.
Después, el autocar nos dejó a las orillas del rÃo Tuejar por donde estuvimos paseando a orillas de este afluyente del rÃo Túria.
Al final, resultó que la salida que parecÃa tan aburrida fue muy entretenida y nos sirvió para desconectar de la presión de los exámenes y disfrutar de la naturaleza.
Nadie de nosotros sabÃa que tenÃamos un acueducto romano tan cerca de Valencia. Puede que no sea tan conocido ni tan grande como el Acueducto romano de Segovia pero merece la pena ir a visitarlo. Además, Valencia se encuentra a unos kilómetros de Chelva asà que la distancia no es una excusa válida para perderse este monumento.
Quedamos a las ocho para coger el autocar que nos llevó hasta Chelva. Al principio, parecÃa un poco aburrido tener que levantarse tan pronto un sábado pero lo cierto es que no lo pasamos nada mal.
Nuestra primera parada nada más llegar a Chelva fue visitar la Ermita del Remedio, donde analizamos la planta y las caracterÃsticas de la iglesia -¡al fin y al cabo, era una visita organizada por el departamento de Historia del Arte!-. Tras hacer una parada de unos diez minutos, continuamos atravesando monte y llegamos a las ruinas de una parte del acueducto romano. Pensábamos que eran solo esas ruinas las que verÃamos y nos quedamos bastante despagados pero, tras unos minutos más en autocar y caminar por una senda una media hora, llegamos al acueducto romano de Peñacortada.
Ruinas cercanas de una de las partes del Acueducto romano de Peñacortada que todavÃa se conservan. |
El acueducto romano de Peñacortada fue construÃdo con cincel entre dos montañas (de ahà su nombre). Su finalidad era hacer llegar el agua del rÃo Tuejar hasta las ciudades romanas más próximas, como Sagunto.
Tras atravesar el acueducto por la parte superior, seguimos el camino hasta que llegamos a una pequeña explanada donde nos sentamos a descansar y a almozar, para luego emprender el camino de regreso hasta el autocar.
Después, el autocar nos dejó a las orillas del rÃo Tuejar por donde estuvimos paseando a orillas de este afluyente del rÃo Túria.
Al final, resultó que la salida que parecÃa tan aburrida fue muy entretenida y nos sirvió para desconectar de la presión de los exámenes y disfrutar de la naturaleza.