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Oslo (parte 1), Noruega

Nuestro viaje a Oslo comenzó a las cinco de la mañana, cuando nos levantamos para coger un tren con destino a Barcelona que nos llevaría hasta el aeropuerto del Prat. El viaje, como todos mis viajes en tren a Barcelona, se hizo eterno, pero al menos pude ver el amanecer gracias a la butaca privilegiada junto a la ventana  —que Sergio me había cedido estratégicamente— con vistas al Mediterráneo. Tras subirnos a la lanzadera, pasar el control de seguridad, correr por la terminal como si no hubiera mañana y prometerme a mí misma no coger un tren con tan poco margen entre la llegada a la estación y la salida del vuelo conseguimos subir al avión. Así, tras unas siete horas después de haber salido de casa, llegamos a la capital Noruega.
 
Tras unos abrazos de reencuentro que me hicieron sentirme como en casa, llegamos a nuestro alojamiento: una acogedora habitación doble en un céntrico hotel situado a unos minutos a pie de la estación. Sin embargo, aunque habíamos salido de casa cuando las calles ni siquiera estaban puestas, decidimos que ya tendríamos tiempo de descansar más tarde y salimos a disfrutar de nuestras primeras horas en Oslo. 
 
Un agradable paseo desde el centro hasta el puerto bastó para darnos cuenta de que el frío iba a acompañarnos durante todo nuestro viaje y que el otoño en la ciudad noruega nada tiene que ver con las agradables temperaturas de esa época en Valencia. Así, después de haber estirado un poco las piernas —que estaban ya entumecidas por haber pasado tantas horas seguidas sentados en el tren y el avión— mi amiga María nos propuso asistir a un espectáculo de ballet en la ópera de Oslo. Había conseguido las entradas por unas cinco coronas cada una, así que era imposible rechazar tal proposición. No solo la función valió la pena, sino también tener la oportunidad de recorrer el interior del Operahuset por tal módico precio.
 
 
 






2 comentarios

  1. Wow Oslo! :D Hace tiempo que tengo un viaje pendiente por esas tierras, pero al ser pobre creo que tendrá que esperar xD. Qué envidia lo de la ópera! Y me ha encantado la foto de la calle esa con el parque a un lado, debe haber un ambiente muy especial, me gusta cuando las capitales parecen ciudades pequeñas :D.
    Un beso!

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    1. La verdad es que es todo bastante caro en comparación con otros países europeos, pero con un poco de idea se puede hacer una escapadita por "poco" dinero. Eso sí, vale la pena ir al menos una vez en la vida, porque tanto los paisajes como el ambiente de sus ciudades son característicos.

      Un beso y muchísimas gracias por pasarte por aquí :)

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