Mi último día en Bretaña fue destinado a descubrir Rennes, una hermosa ciudad situada al Oeste de Francia que es, al mismo tiempo, la capital de Bretaña.
Tenía muchísimas ganas de visitarla, porque las fotos que había visto en las guías de viajes que Marie me había dejado preparadas en el escritorio de mi habitación cuando fui a Bretaña me habían dejado fascinada.
A pesar de haber madrugado para coger el tren desde la estación de Redon, ciudad de la que ya os hablé hace unos días en este post, tuvimos que subir de un salto al tren que teníamos previsto coger porque salía en un minuto. De hecho, subimos sin ni siquiera sacar el billete. Por suerte, cuando la revisora se acercó al principio de trayecto, Marie le explicó que nos había sido imposible sacarlo en las máquinas de la estación, y nos lo cobró abordo sin nungún tipo de recargo. Sin embargo, el tema de los billetes nos dio de nuevo problemas al final de la tarde.
Mientras tanto, llegamos a la estación de Rennes. El viaje se me hizo mucho más corto de lo que pensaba, a pesar de durar poco más de una hora. Nada más llegar, fuimos directas a la oficina de turismo, desde donde salían las visitas guiadas para ver el Parlamento de Bretaña.
Quedaban todavía cuarenta minutos para que empezase la visita, así fuimos de tiendas: la primera parada fueron las Galerías Lafayette de Rennes. Entre unas cosas y otras, no pude entrar a estas galerías cuando estuve en París, así que no dudé en meter la nariz cuando Marie propuso enseñármelas. Son una mezcla entre El Corte Inglés español y el Harrods inglés, aunque se pueden encontrar firmas que no están España. Solamente eran las diez y media de la mañana y yo ya iba cargada con dos bolsas de compras; entre lo que compré destacan las sandalias tropeziennes, muy de moda en varias ciudades francesas.
A las once comenzó la visita por el parlamento de Bretaña, uno de los primeros edificios de piedra que fueron construídos en una ciudad en la que predominaban los edificios de madera y que el rey Enrique II fundó en el año 1554. Sin embargo, no fue la sede el parlamento hasta ocho años más tarde.
La visita se me hizo un poco larga, pero me gustó poder ver el interior del edificio.
El hermano de Marie se mudó a Rennes hace unos años por sus estudios universitarios. Al acabar la visita, nos encontramos con él en una de las plazas más características de la ciudad, la Plaza del Champ-Jacquet, para comer los tres juntos.
Lo de que esta plaza es una de las más características de la ciudad, lo digo porque en ella se encuentran algunas casitas con fachadas en entramado de madera, que a mí personalmente me parecen preciosas.
Por la tarde, tuvimos tiempo de pasear por las calles de Rennes y algunas tiendas de ropa, pues Marie quería comprar algunas cosas para su viaje a España. Entre las cosas que vimos destacan el Ayuntamiento de Rennes, el teatro y las arcadas de Millardet, el Vilaine y la calle de compras Lebastard.
Con esta entrada, acaba el viaje por la Bretaña francesa que hice durante una semana en julio de 2014. Por ello, quiero aprovechar para agradecer tanto a Marie como a toda su familia lo bien que me trataron.
¡Muchísimas gracias por todo!
¡Muchísimas gracias por todo!
Qué bonita Rennes! En mi viaje por Bretaña estuve a punto de visitarla pero al fin solo pude ver Nantes (que también es preciosa). Siempre que comento en tu blog digo lo mismo: "mira que pasé cerca de ahí pero no lo vi" xDD, parece ser que ya va siendo hora de que me vuelva a ir a esas tierras y así dejo de quejarme de no haber visto muchos de sus encantos!
ResponderEliminarMaravillosas fotos como siempre :)
Un beso!
BLOG: THE AMPELFRAU ADVENTURES
¡Qué originales son las casas con entramados de madera!
ResponderEliminarMe han gustado mucho las entradas de la Bretaña, Chelo.
Un beso :)