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Diario de viaje: Gränna, Jönköping - Suecia

Otro de los lugares que visité cuando estuve en Suecia, fue Gränna: un bonito pueblo pesquero al otro lado del lago Vättern.
Ese día, nos levantamos temprano porque Raquel ya me había avisado de que Gränna era uno de los lugares más turísticos de Jönköping, así que cogimos el autobús que llegaba hasta allí a primera hora de la mañana. Exactamente no recuerdo el tiempo que tardamos en llegar pero fue menos de una hora. Raquel se quedó medio dormida al poco de subir al autobús y yo me encanté mirando el paisaje: ¡había vacas en todos los campos por los que pasó el autobús! (Vale, sí, reconozco que soy de ciudad y que no estoy muy habituada a cruzarme con vacas todos los días).

Nada más llegar, lo primero que hicimos fue ir a la oficina de turismo para informarnos de los horarios de todo lo que íbamos a ver ese día: decidimos visitar Gränna durante toda la mañana e ir a la isla de Visingsö después de comer.
La primera visita fue el Grännamuseet, o lo que es lo mismo, el museo de Gränna. ¡Nos pasamos más de dos horas en este museo! Y eso que las dos plantas tampoco eran muy grandes pero lo vimos todo detenidamente. El Grännamuseet está orientado a mostrar la historia de este pueblo desde las primeras leyendas escandinavas hasta mediados del siglo XX, más o menos.  


Otra de las cosas por la que es conocida la región de Jönköping es por las máquinas de coser. (Cuando actualice sobre mi visita a Huskvarna, contaré más sobre ellas).






Tras salir del museo, fuimos al mirador de Gränna. Las vistas desde allá arriba son preciosas: se puede ver todo le pueblecito, las casitas de tonalidades granates típicas suecas, el lago Vättern y la isla de Visingsö. Eso sí, la subida hasta arriba del todo puede ser un poco dura ;)




Como podéis ver, las vistas desde el mirador de todo el lugar son preciosas (o al menos, a mí me encantaron). La mañana estaba soleada e incluso me atrevería a decir que hizo hasta un poco de calor. Eso sí, los cambios de tiempo durante el verano en Suecia son muy similares a los de Inglaterra: "hace un minuto hacía sol y ahora está lloviendo como si se acabara el mundo." Unas horas más tarde, pude comprobarlo.

Tras comer de picnic en el mirador, bajamos al pueblecito. Paseamos por las calles, nos compramos un helado (me atrevería a decir que los helados de Gränna nada tienen que envidiar a los helados italianos) y visitamos la tienda de los Polkagris. 



La tienda de los Polkagris era tal y como la tienda de dulces que salía en la serie de Pippi (si alguien a visto alguna vez cuando era niño algún capítulo, sabrá de qué hablo).
Si yo ya me había quedado impresionada con la tienda de dulces de Oxford -y, sobre todo, había hecho un gran esfuerzo por no comprar todas las chucherías y dulces de la tienda- imaginad cómo me quedé cuando entramos a la tienda del Polkagris.

Dentro de la tienda no estaba permitido hacer fotos, así que he cogido algunas de internet.





Al contrario que en la tienda, en la fábrica de Polkagrisar sí que se podía hacer fotos...




Y aquí están los Polkagris que compré :)



2 comentarios

  1. Buena pinta tiene el pueblo con las casas típicas suecas, y más aún esos helados ;)

    Un saludo.

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  2. Solo conozco Estocolmo en Suecia pero debe ser todo el país una maravilla.
    Saludos viajeros
    El LoBo BoBo

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