Después de desayunar en la residencia de Mireia unos deliciosos canel rolls y un té con miel —cosa que mi garganta agradeció para recobrar un poco la voz— cogimos el metro hasta Karlskirche y, una vez allí, decidimos ir andando hasta Prinz Eugen-Strasse.
Cuando llegamos a Belvedere, nos dimos cuenta de que podríamos haber cogido el tranvía que te deja justamente en la puerta, aunque como tampoco teníamos muy claro dónde parar exactamente en un principio, no nos vino mal ir andando. Además, el frío nos dio una tregua y las templadas temperaturas de mediados de septiembre hicieron acto de presencia; cosa que nos permitió pasear sin abrigo y disfrutar del sol.
En todos los viajes intento ver tantos lugares como pueda, pero el palacio de Belvedere era el lugar que más ganas tenía de visitar en este viaje. Y también, del que tenía expectativas más altas (todo sea dicho), pues había visto fotografías en internet y me había parecido precioso. Afortunadamente, al llegar, pude corroborarlo.
El complejo palaciego de Belvedere (Schloss Belvedere) fue construido en el siglo XVIII para el príncipe Eugenio de Saboya y cuenta, principalmente, con dos enormes edificios de estilo barroco unidos por amplios jardines. Actualmente, ambos edificios albergan importantes exposiciones de arte en su interior. A pesar de ello, optamos por no visitar los museos y nos limitamos únicamente a pasear por los jardines, disfrutando de las agradables temperaturas.
Cuando nuestra visita al palacio de Belvedere terminó, cogimos el metro para ir al Danubio. ¡Con el buen día que hacía a nadie le apetecía pasar el tiempo en un lugar cerrado!
Optamos por la parte del Neue Donau, en cuyas orillas se encuentran los edificios más modernos de la ciudad de Viena.
Tras el paseo, fuimos al supermercado y a comer a la residencia donde se aloja Mireia. ¿El menú? Sopa de lluvia y tortilla de patatas: un menú totalmente español. Y es que, por mucho que te guste viajar o impregnarte de la cultura de otros países, el país de origen siempre tira...¿No?
Sin duda una tortilla de patatas siempre es buena opción :D Qué bonito el palacio de Belvedere!! No había oído hablar de él y me ha parecido un sitio impresionante. Normal que con ese buen tiempo optarais por pasear por las afueras y no meteros a ver las exposiciones, yo hubiera hecho lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo :)